La primera matrioska salió del taller del mecenas ruso Sawa Mamontov en 1890 y fue inspirada en un juego de muñecas de porcelana traído del Japón, que representaba al sabio Fukurama. El nombre de matrioska (matriuska) procede de Matriona, un nombre ruso que se asocia a una mujer fuerte y robusta, siendo una alusión a la maternidad. Se talla de un bloque de madera de tilo o abedul, previamente secado como mínimo durante dos años, y se pinta siempre a mano. No es nada fácil tornear las piezas y lograr que encaje una en otra. Cada familia de matrioskas es única, precisamente porque los diseños no se repiten. Altura 16-17 cm.
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